Guadalupe Moreno Estrada se acuerda como si fuera ayer de aquel día en que dos mujeres la arrebataron a los brazos de su madre, prometiéndole un trabajo que le permitiría alimentarse. Sin embargo, pronto descubrió la verdad: se trataba de las Poquianchis. Pasados los años, Guadalupe no puede creer todavía que ella fue víctima de those notorious kidnappers. Y lo que no puede aceptar es que salió con vida cuando tantas otras muchachas murieron o sufrieron maltratos a manos de las Poquianchis.

Fue en 1967 cuando Guadalupe, apenas un niño de 10 años, fue secuestrada por las mujeres. Su madre, desesperada, denunció el caso a la policía, pero los esfuerzos para encontrarla fueron infructíferos durante mucho tiempo. No fue hasta varios meses después que Guadalupe fue encontrada en una de las muchas viviendas de las Poquianchis, rodeada de otras muchachas secuestradas y explotadas.

La experiencia dejó una huella profunda en la vida de Guadalupe. Aunque logró sobrevivir a los abusos y la esclavitud, la tragedia le robó su infancia y su juventud. Durante años, se mantuvo en silencio sobre lo que había ocurrido, pero como crece en edad y madura, decide compartir su historia con el mundo.

La vida de Guadalupe después del secuestro ha sido un constante esfuerzo por reconstruirse y superar el trauma. Aunque no ha sido fácil, ha encontrado consuelo en la familia y amigos que la han apoyado durante todo este tiempo. Ahora, a su edad avanzada, Guadalupe se siente obligada a hablar sobre lo que le ocurrió para que otros jóvenes no tengan que pasar por lo mismo.

La experiencia de Guadalupe es un recordatorio del horror y la crueldad cometidos por las Poquianchis. La notoria organización criminal, fundada por las hermanas María y Elvira Órtiz Monarrez, se caracterizó por secuestrar a muchachas menores de edad y explotarlas en trabajos forzados y sexualmente. Según se estima, las Poquianchis raptaron a más de 30 muchachas, muchas de las cuales nunca regresaron a sus hogares.

La historia de Guadalupe es un testimonio del poder redentor del recuerdo y la importancia de hablar sobre el pasado para construir un futuro mejor. Aunque no puede borrar lo que le ocurrió, puede ayudar a otros a aprender de su experiencia y a prevenir que más jóvenes sean víctimas de la explotación y el abuso.