La espera fue justificada. La Selección Mexicana, bajo la dirección técnica de Javier Aguirre, se presentó ante el público con una gran dosis de entusiasmo y determinación en el partido amistoso contra Colombia, equipo que había dejado un recuerdo inolvidable en la eliminatoria de la CONMEBOL. Los colombianos, después de una campaña impresionante, habían finalizado en tercer lugar con 28 puntos, logrando siete victorias y siete empates, aunque no sin permitir cuatro derrotas.
La estadística más llamativa fue su cuota goleadora, que llegó a 28 anotaciones, apenas por debajo de la poderosa Argentina, que había sido el equipo con mayor producción ofensiva en la eliminatoria. Sin embargo, lo cierto es que Colombia fue el conjunto que permitió más goles en la competencia, con un total de 18.
Ante esta formidable presentación, era lógico que el público se expectara a ver cómo los pupilos de Aguirre enfrentarían al gigante sudamericano. Y lo cierto es que, desde el primer minuto, se notó la diferencia en términos de intensidad y calidad entre las dos selecciones. Los colombianos, con sus estrellas como Radamel Falcao y James Rodríguez, demostraron ser un equipo bien preparado y coordinado, capaz de encontrar espacio y aprovechar los errores del rival.
Por otro lado, la Selección Mexicana se presentó con un plantel joven y entusiasta, dispuesto a dar lo mejor de sí mismo y aprender de la experiencia. A pesar de no tener el nivel ofensivo que Colombia, mostró una gran capacidad para adaptarse al ritmo del partido y generar oportunidades de gol.
En este sentido, los jugadores mexicanos demostraron ser un grupo cohesionado y trabajador, dispuesto a luchar por cada pelota y meterse en el vestuario de su contrario. Sin embargo, la falta de experiencia en situaciones similares se reflejó en algunas decisiones erróneas y una defensa que, aunque no fue muy comprometida, sí mostró algunos huecos que los colombianos aprovecharon con habilidad.
A pesar de todo, la Selección Mexicana demostró un gran nivel de resistencia y capacidad para aprender y mejorar. El partido amistoso contra Colombia puede considerarse como una oportunidad invaluable para que el equipo pueda crecer y madurar en función de sus errores y logros.






